viernes, 9 de septiembre de 2011

Haydee y Minnie Richards

Colegio Michael Ham




El otro día, en la comida solidaria del Michael Ham, me encontré con Malenita Pereyra Iraola que me preguntó qué tenía que ver Haydée Mulhall (hija de Samuel Blas Mulhall) con la familia Richards. El marido de Malenita, es amigo de Diego Richards y en una charla, conversaron sobre la relación que había entre Minnie Richards y Sister Haydée. Es una historia familiar que, ahora que las dos partes están en un mundo mejor, vale la pena contar.Cuando Haydée tenía unos 16 años, su familia se mudó por un tiempo a Buenos Aires. Alquilaron una linda casa en la calle 3 de Febrero y Haydée se hizo cargo de su hermanita, Molly, a quien llevaba unos 10 años. Molly iba al colegio y los días domingos asistía al Sunday School de Miss Petty, donde se preparaba a las niñas para su primera comunión. Ahí fue donde Haydée conoció a Minnie Richards, una jovencita como ella que también acompañaba a su hermanita al Sunday School de Miss Petty. Haydée y Minnie tenían muchas cosas en común y se hicieron muy amigas. El día de la primera comunión, Minnie invitó a Haydée y a Molly a su casa a desayunar y festejar la ocasión. Haydée me contó que cuando entró en lo de Richards, se sorprendió gratamente porque ahí sí, encontró una familia realmente religiosa. Mrs. Richards, sirvió un regio desayuno, todos rezaron antes de desayunar y Haydée se sintió en su casa de inmediato. Los papás de Haydée, si bien católicos, no eran practicantes y ella nunca había hablado sobre la fe con nadie.

Ahora, con Minnie, charlaban sobre su futuro, su fe, sus intereses y después de uno tiempo las dos decidieron que lo que deseaban más que nada en el mundo era hacerse monjas. Minnie Richards conocía a las monjas pasionistas y fueron una o dos veces al Michael Ham a charlar con alguna de ellas. Para entrar en la congregación, era necesario pagar una dote importante en dinero y es por eso que Haydée había optado por ingresar en otra congregación (la de las monjas de la Misericordia), donde ella ingresaría como monja sin dote pero podría cumplir con su sueño de servir al Señor. Minnie y Haydée disfrutaron todo ese tiempo juntas, jugaban al tennis, enseñaban catequesis a los más chiquitos en lo de Miss Petty y más importante de todo, acrecentaban su fe. Un día, Minnie se enfermó (creo que tenía tuberculosis) pero Haydée no pudo acompañarla demasiado porque su familia volvió a mudarse a Colonia, Uruguay porque a Sam no le iba bien con sus negocios.

Desde Colonia, Haydée y Minnie se escribían con regularidad y Haydée, poco a poco se iba olvidando de su idea de hacerse monja en Buenos Aires. Era una persona muy divertida, ya tenía un novio en Colonia y fue para ella una gran sorpresa el día en que recibió el primero de 4 telegramas. En el primero, se le anunciaba la muerte de Minnie Richards. Haydée lloró y rezó por su amiga del alma y, al otro día, recibió otro telegrama de los padres de Minnie diciendo que Minnie había dejado su dote para que Haydée pudiese entrar en su lugar a la congregación pasionista. Fue una sorpresa para Haydée. Sus padres no querían que ella fuese monja en ninguna congregación pero, con la voluntad que la caracterizaba, Haydée los convenció de que tenía que ir a Buenos Aires al entierro y a acompañar a la familia de su amiga. Cuando llegó a Buenos Aires, asistió al entierro y charló con los padres de Minnie que le confirmaron que los últimos deseos de Minnie eran que ella entrase en el convento en su lugar. Volvió Haydée a Colonia y al tiempo recibió una carta de la Mother Superior del Michael Ham, invitándola a una entrevista. Otra vez tuvo que pedir permiso para ir y sus padres se lo permitiron, un poco a desgano. Contaba Haydée que eran varias chicas que tuvieron la entrevista de admisión ese día en el Michael Ham y que se sintió muy bien con las monjas con las que charló. Después le hicieron escribir una carta donde decía qué era lo que ella sabía hacer mejor y luego se despidió de las monjas. Volvió a Colonia y después de uno o dos meses, recibió una carta de la Madre Superiora de la congregación pasionista, admitiéndola como novicia. Esto fue una sorpresa para Haydée porque en la carta que tuvo que escribir, había puesto que en lo que más se destacaba era en subirse a los árboles a bajar las manzanas! Parece que ésto impresiónó a la Superiora porque cuando la vió nuevamente, le dijo que ese era el tipo de hermana que necesitaban en la congregación. Alguien con ganas y que se pudiese arremangar cuando fuese necesario. Se que el novio de Haydée en Colonia se quejó con mi abuela porque Haydée lo dejó y le propuso que él se hiciese cura. El novio no quizo saber nada de eso y se fue llorando...

No se mucho de cómo fué la ceremonia de aceptación de Haydée como novicia a los 18 años, pero tengo su foto donde se la ve muy contenta y firme en su decisión. Fue una buena monja, murió a los 95 años, fue novicia, sister, superiora varias veces, vivió 27 años en Chile, fue querida y odiada por cientos de alumnas, y en su madurez volvió a Buenos Aires y se dedicó a evangelizar a las ex alumnas con las novedades del Concilio Vaticano II, que le apasionaba. Dejó un séquito de amigas cariñosas que la quisieron y acompañaron hasta el final.

Cuando eramos chicos, veíamos a Haydée solamente una vez cada seis años, cuando venía con alguna monja a visitarnos, si no, nos comunicabamos con ella por carta y nunca se olvidaba de nuestros cumpleaños. Durante los 27 años que estuvo en Chile, Haydée fue una tía siempre presente en la familia y cuando regresó a Buenos Aires cuando su mamá se enfermó, fue como si nunca se hubiese ido. Compartimos muchas alegrías y tristezas con ella a través de los años y fue muy lindo tenerla en el Michael Ham donde recibía siempre con una sonrisa especial a cada una de las sobrinas que pasaban por el colegio. Personalmente, disfruté mucho de mi tía y aprovecho para decirle "Gracias Haydée por haber sido tan buena tía para todos!! God Bless you and Minnie Richards".